ojos cerrados, ojos abiertos

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lunes, 10 de junio de 2013

MITO CALABRES - MENSAJE EN UNA BOTELLA



Hay cosas que vemos en las películas que a veces deseamos que nos pase, como por Ej. Encontrar el mapa de un tesoro, mover un ropero y encontrar un pasadizo secreto o enviar un mensaje en una botella y que llegue a destino por nombrar algunas, este cuento calabres tiene algo de eso, de esa magia.
Corría el año 1989 y en una tarde que el sol se estaba despidiendo, yo caminaba por la playa de Guardia Piamontese, tenía unas piedras en la mano y las arrojaba lo más fuerte que podía y cual perro iba corriendo tras ellas. Tenía una piedra de color rojizo que era mi preferida y no la quería perder así que cuando la lanzaba prestaba especial atención para ver donde caía. En  un lanzamiento escuche un ruido de cristal, un vidrio que seguramente rompí con mi piedra favorita, la había lanzado con mucha fuerza y el envío cayo cerca de una columna de madera del muelle, pensé que mi lanzamiento aterrizo en un espejo que capaz ya nadie quería y lo había tirado acá en la playa, cuando me acerque entre las rocas encontré a mi piedra roja y a una botella con el cuello roto, la misma era vieja, sin ninguna etiqueta, como que llevaba tiempo entre las rocas casi abajo del muelle, clavada ahí mismo cual espada de los caballeros de la mesa redonda. Cuando me acerque a ella, vi que dentro de la botella rota había unas hojas, mis ojos no podían creer lo que había encontrado, un mensaje en un botella, seria un mapa, seria el testamento de un marinero, la emoción me invadía de tal descubrimiento que había echo.
Me senté sobre la arena y aprovechando la poca luz natural que quedaba, comencé a leer, al principio me costaba entender lo que decía, tenia que leer 2 o 3 veces aquella letra vieja, húmeda, de un color amarillento con algo de azul de la tinta que en algunos pasajes estaba corrida. Estaba escrita por un tal Pietro N, la N creo que era del segundo nombre, ya que el apellido no se podía leer ya que el tiempo de la botella lo había hecho desaparecer. Hablaba de su vida y de un hecho que le hizo cambiar la misma, de una visita de un pequeño y demacrado hombre, de ojos grandes y cacheton, que nadie había visto antes.
Este hombre se había aparecido en la vida de un napolitano, de un romano y de Pietro, nacido en Reggio Calabria. A los 3 les dijo cosas de su vida, cosas privadas y que gente reservada como ellos no le habían comentado nunca a nadie en su vida, ese fue el primera visita, al paso de los meses se les volvió a aparecer pero esta vez les comento cosas del futuro de cada uno, claramente que esta segunda visita los irrito mas y hasta el napolitano lo trato de agredir físicamente al pequeño y extraño sujeto. A cada uno de ellos esta misteriosa persona le había dicho, entre otras cosas de su futuro, que le quedaban dos años de vida a cada uno. El tiempo pasó y no hubo mas visitas, pero lo que si sorprendió fue que algunos de los detalles que esta persona había pronosticado se habían cumplido y pasado el año de la segunda visita y en vista de todas las cosas que había acertado, ya los 3 estaban seguros que les quedaba apenas un año de vida.
A ese momento de la vida de cada uno el napolitano era el único que tenia una familia formada, una bella mujer y dos niños menores de 10 años, en su afán de dejarle asegurado el futuro económico, comenzó a mezclarse con gente de baja calaña pero que le podía hacer engrosar su patrimonio, conocer gente así en Napoli no es tan difícil y meterse en problemas esta siempre a la vuelta de la esquina, antes de cumplirse el año y por no pagar un porcentaje a sus socios malhechores, el napolitano fue encontrado sin vida en la zona industrial de la ciudad, la razón de su muerte, 3 balazos en el pecho. El crimen a la larga no paga.
El romano, una persona solitaria, que se sentía mejor entre las cuatros paredes de su casa que en el mundo exterior, a estar a un año de la última predicción del pequeño y misterioso sujeto, decidió no salir más de su casa, se rindió y dio por real que le quedaban 12 meses de vida. Un buen día y ante el estupefacto olor que invadía todo el complejo donde vivía, un vecino tiro abajo la puerta y lo encontró en su sillón, raquítico y sin vida. El romano comió hasta que la comida se le acabo, nunca mas fue a comprar ni siquiera un cartón de leche, nunca mas se levanto de su sillón, el sedentarismo y la falta de alimentos habían acabado con el, en donde vivía los vecinos hacían cuentas cuando había sido la ultima vez que lo habían visto, 10 meses, decían uno, pero la mayoría coincidía que hacia un año que nadie lo había cruzado o hablado con el.
Quedaba solo Pietro N. el que había escrito de puño y letra y había puesto la carta en una botella.
Pietro N. estaba comprometido, a menos de un año de morirse según le había vaticinado el pequeño hombre, su novia había quedado embarazada, dato que no había sido mencionado por el pronosticador de futuro,  lo cual le dio cierta esperanza sobre lo que iba a venir. Con el paso del tiempo el Calabres siguió trabajando en su campo y en su tiempo libre agrando la pequeña casa que tenia. El día que se cumplía la fecha pronosticada, el día que se cumplían los dos años y se suponía que el debía morir, ese día Pietro N. estaba siendo padre por primera vez, de un bello y sano bebe. Los días siguientes corrieron con total normalidad, el pequeño bebe crecía sin cesar, el trabajo de Pietro N. se mantenía, con puntos altos y puntos bajos, alegrías y tristezas, días buenos y malos, la vida de Pietro N. continuo, nunca mas supo ni vio al pequeño hombre que le había dicho que se iba a morir, su vida siguió dejando eso como un mero recuerdo, algo para contar, algo para escribirlo un día y que con el paso del tiempo alguien como yo lo lea. Pietro N. falleció mientras dormía una mañana de primavera, no logro a leer la edad por que la tinta esta corrida, pero si leo que ya tenia 3 hijos mas y varios nietos que lo despidieron. Se fue tranquilamente, después de una larga y armoniosa vida.
Me levante y me lleve conmigo la carta, ese día transcurrió normalmente, después de una buena noche de sueño, a la mañana siguiente regrese a la playa con la carta y la puse en una botella entera, ya que la otra se había partido por mi piedraza, no pensé en la moraleja del cuento, no pensé como el calabres sabia las historias del napolitano y el romano, capaz que en realidad Pietro N. nunca escribió la carta y en realidad la escribió el misterioso hombre, el pronosticador de futuro, quizás la botella nunca fue arrojada al mar y simplemente fue colocada ahí mismo, entre las rocas en la costa de Guardia Piamontese, para que alguien como yo la agarre y la lea. Son muchas preguntas sin respuestas, muchas preguntas para esta especie de mito calabres. Yo simplemente deje la botella donde la encontré y seguí con mi vida, así como Pietro N. había echo.